LA IMPORTANCIA DEL JUEGO SIMBÓLICO EN LA ETAPA PREOPERACIONAL.
Andrea Isabel Grajales Yepez
Ubicándonos en la ahora etapa preoperacional, que comienza desde los dos años, podemos destacar la aparición del lenguaje hablado donde “el niño es capaz, mediante el lenguaje, de reconstituir sus acciones pasadas bajo la forma de relato y de anticipar sus acciones futuras mediante la representación verbal” (Piaget, 1991). Esto significa un paso a la socialización con otros y otras, así como también una evolución en su expresión.
Los niños y las niñas no avanzan física o emocionalmente de la misma manera, si bien, en esta etapa ya debería estar presente el lenguaje, la evolución de cada uno o una, dependerá de factores sociales y del entorno en donde crecen; la madre, padre o tutor del niño o niña necesita observar las necesidades y atenciones que sean indispensables para su crecimiento.
Resaltaremos la contribución del juego simbólico, las situaciones que se podrían presentar durante el mismo y la importancia de dejar que los niños y niñas lo adapten.
La psicomotricidad en la etapa preoperacional
Argüello (2010) nos dice que motrizmente un niño o niña de dos años: “corre de prisa (sabe coger las curvas). Trepa, gira, salta (sobre los pies y después sobre un pie). Sube y baja la escalera solo, golpea el balón, el equilibrio es mejor” (como se citó en Vivanco & Sánchez, 2014). Es fácil darnos cuenta de que a esta edad los niños y niñas continúan en un proceso de exploración, pero con mucha más energía. Ellos y ellas disfrutan de juegos que involucren movimiento físico: correr, brincar, saltar…
Con esto se abre una ventana de aprendizaje a un nuevo tipo de juego que se adapta a sus posibilidades corporales y que potencializa su lenguaje y socialización.
El juego simbólico
“El juego simbólico es un medio eficaz para la evolución del lenguaje y la ampliación de la competencia lingüística” (Abad & Velasco, 2011). Es un juego que permite la exploración experimentación, creación; deja que los niños y niñas simulen la vida que ellos observan y viven.
También es un reflejo de su cotidianidad, ellos imitan no solamente palabras o gestos como en etapas anteriores, si no que ahora involucran todo el cuerpo y reproducen situaciones o acciones sobre los objetos o sí mismos, como: darle de comer a un juguete o simular que llama por teléfono a alguien.
El juego simbólico forma parte de una educación musical en niños y niñas, que pronto pasa de ser “Estimulación musical temprana” a “Música y movimiento”. Hay actividades/juegos que se realizan en los programas enfocadas a contribuir al desarrollo integral y que parten de la idea del juego, como las descritas a continuación.
Reconocimiento del espacio y de otros y otras
“El juego estimula el desarrollo de las funciones psicológicas superiores y está en el origen de la imaginación y la creatividad.” (Abad & Velasco, 2011).
Para iniciar una clase, es necesaria una bienvenida, ayuda a ubicar a los niños y las niñas en el momento en el que están. Cantar y tocar con ellos y ellas al comenzar, da una pauta muy clara de lo que harán y les invita a participar, durante el canto podemos preguntarles directamente “¿Cómo te llamas?” o “¿Cómo me llamo?” y siempre esperando su respuesta, fomentar que expresen su nombre o el de alguien más.
Posteriormente, realizar actividades que inciten a prestar atención y reconocer qué está pasando. Continuar cantando “alguien llama a mi puerta ¿Quién será?” y con un mismo objeto llevarlo a ellos y ellas y simular que esa es la puerta que deben tocar. Ahora preguntar “¿Habrá sido el pasto (o cualquier otro objeto, cosa, animal…)?”, los niños o niñas responderán “No” e incluso algunos dirán el por qué “No, porque no tienen patitas para levantarse y venir a tocar”; construirán su propia respuesta donde predomina la imaginación. Al final, ir integrando los nombres de sus compañeros y compañeras de clase y preguntar si fue alguno, para después responder “Sí” con gran emoción.
Jugar juntos: confianza y seguridad
Establecer ambientes de confianza y libre expresión con los niños y niñas, permite que el juego se vuelva un medio de creación, diversión, socialización y por supuesto deja un aprendizaje que no se limita solo a lo escrito, sino que ellos construyen con experiencias positivas
“…en el juego las equivocaciones no están penalizadas. En realidad, la educación debería permitir que los niños cometieran errores. Pero mientras esto no sea así, al menos nos quedará el juego simbólico para que el niño pueda fallar sin miedo” (Abad & Velasco, 2011). Es importante tener en cuenta que durante el juego los niños y las niñas podrían transformarlo y darle otro significado, ellos en su individualidad o con otros, jugarían con los mismos elementos que se dieron, pero de otra manera y esto no es incorrecto, al final sigue siendo su juego. Ellos y ellas están en su momento de exploración, es claro que lo harán como se les ocurra y tal vez en algún momento se reintegren a lo que se planteaba en un momento. Son actividades lúdicas, de recreación y hasta proposición, por qué no mejor preguntarles ¿Me enseñas a qué estás jugando, podemos hacerlo juntos?
La transformación del juego
Por ejemplo, jugamos a que conducimos un camión y el aro se vuelve nuestro volante mientras vamos caminando y que cuando paramos pitamos y cantamos “pi pi pi”, tal cual el claxon de un coche. La mayoría simulará que lleva el volante en sus manos y continuará el juego de la misma manera, repitiendo o cantando lo que están escuchando; pero otros u otras no, tal vez jugarán con el aro rotándolo en el suelo como si fuera una rueda de camión y también harán sonar el claxon como los demás y esto no significa que están en un error porque todos y todas siguen jugando, su cuerpo sigue explorando, coordinando los movimientos de sus manos y pies, su visión cuidando no chocar con otros y su lenguaje cantando la canción y pitando.
“Cabe mencionar que cada niño y niña es único, así pues, su proceso de desarrollo también es único y hay que respetar esa individualidad y no forzarlo a pasar al siguiente nivel entorpeciendo su desarrollo” (Vivanco & Sánchez, 2014). Hay que estimular la participación y no presionarla, obligarlos u obligarlas a jugar no les favorece, dejarán de disfrutarlo y será como apagar un aspecto indispensable en su desarrollo.
El juego simbólico se puede transformar, se pueden agregar personajes, ideas, situaciones distintas que los niños y las niñas propongan porque cada uno vive y piensa diferente. Así conocerán a los demás, y las realidades que hay más allá de la suya.
Bibliografía
Bibliografía Abad, J., & Velasco, Á. R. (2011). El juego simbólico. Barcelona: Graó.
Díaz, M. D. (2007). La importancia del juego en el desarrollo psicológico infantil. Psicología educativa, 133-149.
Piaget, J. (1991). Seis estudios de psicología. Barcelona: Editorial Labor.
Vivanco, Y. M., & Sánchez, J. A. (Julio de 2014). La expresión musical y su influencia en el proceso de desarrollo linguistico en niños de 2 a 4 años: guía didáctica para el docente. Quito: Universidad Politécnica Salesiana.