EL CUERPO, EL MOVIMIENTO Y EL RITMO EN LA MÚSICA

Andrea Isabel Grajales Yepez

El ritmo es un elemento que se encuentra en nuestro cuerpo, en lo que hacemos, lo que hablamos, en el arte, la poseía, la danza, en la música por supuesto y el universo en general. Gracias al contacto tan cotidiano que tenemos con este, durante el inicio de nuestra formación musical es de los primeros aspectos que se asimilan a través del cuerpo y el movimiento. Así que, abordaremos a educadores musicales y compositores como Jaques Dalcroze, Carl Orff y Edgar Willems; quienes plantearon métodos enfocados en una enseñanza musical activa que enlaza principalmente el movimiento corporal-conciencia del ritmo con el desarrollo de la audición musical.

¿Qué es el ritmo musical?

Es la parte viviente de la música, porque le da la estructura y el movimiento que necesita. Normalmente asociamos el ritmo solo a la percusión, a aquello que pareciera solo acompaña; pero la verdad es que el todo forma parte del ritmo. Las figuras musicales, los acentos, los silencios son elementos que hacen al ritmo.

La base del ritmo es el pulso, para tener un buen entendimiento de la reproducción rítmica, el pulso es lo primero que hay que interiorizar y mantener, es algo constante y si bien, puede ser cambiante, sigue siendo medible y dirigido. Es muy importante que el trabajo musical inicial, esté planeado al trabajo de este en la música, en cualquier música; su aprendizaje debe ser a través del cuerpo, porque en él vive nuestra primera representación del pulso… ¿puedes adivinar cuál es? 

A continuación se describen algunos autores y sus métodos donde el ritmo y el cuerpo son parte del proceso enseñanza-aprendizaje de la música.

Método Dalcroze

“E. Jaques-Dalcroze, pedagogo y compositor suizo, se oponía al aprendizaje mecánico de la música. A través del movimiento corporal trabajaba la educación del oído y el desarrollo perceptivo del ritmo.” (Carrasco, Carnicer, & Garrido, 2016) Sus aportaciones son fundamentales en la enseñanza musical, ya que su método lleva el trabajo motriz como caminar, saltar, correr y bailar; el uso de objetos como pelotas, aros, globos, mascadas, listones, etc; acompañados de la música, al aprendizaje del lenguaje musical.

Las actividades musicales se plantean para desarrollo tanto individual como grupal, donde la atención, la improvisación, las reacciones corporales, la sensibilidad y la imitación (del ritmo a través del canto o movimiento) son aprendizajes que se esperan lograr con el ejercicio continuo.

Cuando se habla de “reacciones corporales”, hace referencia a aquellos movimientos que nuestro cuerpo realiza como respuesta a algo, en este caso sería a un sonido o ruido en específico que se plantee en las actividades. Por ejemplo, establecer que durante los ejercicios las y los estudiantes mientras se desplazan por el espacio caminando al pulso de la música, salten o cambien de dirección en cuanto escuchen una secuencia de sonidos muy agudos con un ritmo en específico que previamente se toca o se les muestra cómo suena. La importancia de estos cambios o respuestas es que sean naturales e inmediatas, con música que ellos y ellas no estén acostumbrados a escuchar y que implique una atención auditiva y una necesaria interiorización del pulso. Por eso, principalmente las actividades se realizan con un docente que “improvise” en piano, aunque también puede usarse música grabada.

Los aspectos musicales relacionados con la expresión como la agógica (el tiempo y sus cambios) y la dinámica (intensidad) también se trabajan con el método Dalcroze. Se utilizan alguno de los objetos que se mencionaron anteriormente y se les asigna una intensión expresiva; por ejemplo, mover arriba las mascadas cada vez que la música se acelere, moverlas abajo cada vez que se alente y cuando sea un pulso andante las mascadas al centro. La segmentación de la altura como arriba, abajo o al centro está ligada a las partes del cuerpo: mover los objetos con los brazos hacia arriba de la cabeza, frente a nuestro pecho al centro o abajo cerca de nuestras piernas y pies.

El método Dalcroze es una actividad física-musical, que no parte de aspectos teóricos memorizados, sino de una asimilación y comprensión del lenguaje de la música desde el movimiento de nuestro cuerpo.

Los programas como “música y movimiento” están inspirados en la filosofía y trabajo en conjunto del cuerpo en movimiento con la música, las actividades planeadas de acuerdo con las edades de las niñas y niños también buscan desarrollar los principios del pulso, el ritmo musical y la atención auditiva, recordemos que esto es el primer paso antes de iniciar en el instrumento.

Método Orff

Carl Orff fue un compositor alemán que desarrollo un modelo de enseñanza conocido como Orff Schulwerk y que “basa su metodología en la relación ritmo-lenguaje, ya que considera la palabra como generadora del ritmo” (Estarriaga, 2012). Su método parte de “la palabra para llegar al cuerpo” (Estarriaga, 2012) es decir que primero comprendemos la música a nivel vocal, cantando y hablando el ritmo derivado de las palabras; después esas palabras toman forma con nuestro cuerpo, utilizando la percusión corporal; y finalmente se trabaja con un instrumento de percusión afinada como son las marimbas, xilófonos o específicamente el instrumental Orff, donde el sonido tiene alturas definidas y las palabras se vuelven música.

El método es claramente un proceso en el que la creación e improvisación por parte de las y los estudiantes también es importante, con frases rítmicas cortas habladas y percutidas con el cuerpo, la oportunidad de participar en grupo con una propuesta es fundamental.

¿Qué es y para qué usamos la percusión corporal?

Como parte de una enseñanza-aprendizaje musical significativa que involucre nuestro cuerpo como eje principal del proceso, se utiliza la percusión corporal que es básicamente percutir con nuestro cuerpo: una palmada, un golpe en el pecho, pisadas, chasquidos… son la representación más sencilla. Con ella podemos comprender formas musicales, rítmica, timbres, dar paso a la improvisación; la música también se puede crear con nuestro cuerpo, ese es el primer instrumento (junto con la voz) con el que hacemos música.

Cuando la percusión corporal se establece como parte de la coreografía y esquema de la música, las combinaciones de los movimientos que crean los sonidos se organizan de acuerdo con qué clase de sonoridad queremos producir (sonidos agudos, graves, secos o estruendosos) y dónde debemos percutir, por ejemplo, si queremos que nuestra percusión y una pieza u obra de cualquier instrumento tengan sentido juntas, hay que analizar sus partes: si un pasaje se repite la percusión también se repite, si hay silencios en la música en nuestro cuerpo también los hay… en fin, la percusión corporal es un recurso en la educación musical y en la interpretación musical, todo depende qué enfoque queramos darle.  

Método Willems

Edgar Willems fue filósofo y educador musical, uno de sus maestros fue Jaques-Dalcroze, de quien se habló anteriormente. Su método está más centrado en el desarrollo musical de las niñas y niños de manera integral, se trabaja el sentido rítmico y la audición. Es un trabajo integral porque Willems relaciona el ser humano con los elementos de la música: ritmo (corporalidad), melodía (afectividad) y armonía (mentalidad).

“Vivir inconscientemente los fenómenos musicales, para tomar conciencia de ellos y así llegar a la vida consciente” (Willems, 1954 citado por Mendoza, 2015). Quiere decir que primero se parte de las experiencias musicales ya adquiridas de manera inconsciente para revisarlas, estudiarlas y hacerlas conscientes. Partir de la música, juegos y rondas que ya conocemos para incluirlas en el trabajo musical.

Ya que el ritmo es un elemento sensorial y viviente en nosotros y nosotras, primero se reconoce desde la inconsciencia, con la repetición e imitación; para pasar a la consciencia, con la creación y participación de un ritmo musical con mi cuerpo, voz, objetos o instrumentos.

Bibliografía

Carrasco, A. M., Carnicer, J. G., & Garrido, C. C. (2016). Ritmo y procesamiento temporal. Aportaciones de Jaques-Dalcroze al lenguaje musical. Magister, 35-41. Obtenido de https://www.elsevier.es/es-revista-magister-375-pdf-S0212679616300032

Estarriaga, L. I. (2012). El pensamiento pedagógico de Orff en la enseñanza instrumental. Arista digital, 29 – 34. Obtenido de https://www.afapna.com/aristadigital/archivos_revista/2012_septiembre_0.pdf#page=31

Mendoza, G. V. (2015). El legado de Edgar Willems a la educación musical de hoy. RICERCARE, 40-52. Obtenido de https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/15270/3332-Article%20Text-13011-1-10-20151207.pdf?sequence=2&isAllowed=y

Trives-Martínez, E. A., & Vicente-Nicolás, G. (s.f.). Percusión corporal y los métodos didácticos musicales. Obtenido de https://web.ua.es/en/ice/jornadas-redes-2013/documentos/2013-oral-communications/335235.pdf